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ellos

(escuchando Cliff Martinez, so drive)

ellos siempre han estado ahí, casi sin decir nunca nada. miran, estudian, anotan, pacientes, cada pequeño salto que todos los demás se atrevan a dar. puede que no haya nada que decir, en ese caso, también lo anotan. se disfrazan de muchas maneras, de desplazado inteligente, de simpático bonachón, de colega amigo, de sargento de artillería. se dejan seducir, dan a cada uno lo que quiere comer y le dicen lo que quiere oir. puede que no sonrían casi nunca, pero, cuando lo hacen, convencen de que lo hacen sin trampa ni cartón. son buenos actores y actrices que demuestran que el que confía, se equivoca, el que cree, no sabe que su lista de errores crece cada segundo, el que se relaja, perderá la partida. porque ellos siempre ganan. su única misión es estar por encima del resto, ser respetados, aunque sea por miedo, y demostrar, de alguna manera, el control sobre todo lo que puedan controlar. pero, saben una cosa? ellos, a pesar de todo, solos, no son nadie.

Spencer: tú hacías deporte cuando eras pequeño?
Sam: sí.
Spencer: y no te decían vamos, sigue corriendo? daba igual lo que te pasara, como si te habían sacado un ojo, el entrenador te decía no es nada, chaval, vamos, sigue corriendo.
Sam: sí.
Spencer: a veces, te habías hecho daño de verdad, pero me decía vamos, continúa, para que se me pasara. y funcionaba. hay que continuar.

Bran Barouh & Josh Radnor, happythankyoumoreplease.

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ellos

(escuchando bso drivre, Cliff Martinez, de las mejores películas de este año que acabamos de empezar, afirmo)

han pasado quince días muy despacio y con muchas ganas. han pasado muy pocas cosas y muchas emociones. comidas y cenas, cafés y charlas, viejos amigos y cervezas, uvas y baile, regalos inesperados y cine en mayúsculas y en minúsculas, sofá y manta, visitas fuera y dentro, abrazos y miradas, y ellos. los niños han sido los protagonistas de dos semanas de sus manos en las nuestras, andando, corriendo, haciendo carreras, en una sala de cine donde la cara se ilumina durante una hora y media, sobre la espalda con la boca abierta gritándole a los reyes Majos que ha sido bueno y que Lola también, rompiendo el papel de regalo y enseñándole al mundo que ahora tiene un dragón llamado Desdentado, voliéndose loca de alegría cuando le daban otro paquete envuelto, durmiendo o no en la misma habitación que sus primos, creciendo por segundos, riéndose mucho y jugando todos juntos a lo mismo y a cosas distintas, aprendiéndose diálogos de películas para usarlos luego en sus aventuras con los cliks. ellos son los que han marcado y marcan horarios de descanso y de trabajo, los que te hacen ser un poco mejor cada día y te descubren que esto era lo que habías estado buscando todo este tiempo, que te da rabia volver a trabajar, porque ya no les verás todo el día, que quieres enseñarle todo lo que sabes y que te enseñen todo lo que saben y aprenden, que ahora ya no hay nada si no están ellos, que ya no hace falta encontrar nada más, que cada uno de los ochenta y cuatro mil seiscientos segundos que tiene el día es un regalo para ellos y para nosotros. nosotros, tan nosotros ahora. tan nosotros.

sólo quería que supieras que estar a tu lado ha sido lo más bonito que me ha pasado nunca. Ryan Gosling, driver.

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cardiología por la red

pausa

(escuchando Dexy’s midnight runners, searching for the young soul rebels)

las probabilidades que nos toque hoy un pellizco de algo llamado lotería son de una entre cien mil. las de que nos caiga un rayo sobre la cabeza si estamos en el exterior en un día de tormenta, de una entre diez mil. así que salgamos a la calle, a ver si sentimos la chispa necesaria para que esto siga fluyendo con ganas. y, por si sirve de algo, ahí va el manifiesto holstee en su versión traducida, una de esas parrafadas de filosofía moderna que, si consiguen hacer clic en alguna neurona dormida, genial. sino, siempre son bonitas de leer (y de ver).

esta es tu vida. haz lo que amas, y hazlo mucho. si no te gusta alguna cosa, cámbiala. si no te gusta tu trabajo, déjalo. si no tienes tiempo, deja de ver la televisión. si estás buscando al amor de tu vida, deja de hacerlo; te estará esperando cuando empieces a hacer las cosas que amas. deja de analizarlo todo, la vida es sencilla. todas las emociones son preciosas. cuando comas, disfruta hasta el último bocado. abre tus ojos, brazos y corazón a cosas nuevas, y a gente nueva, estamos unidos por nuestras diferencias. pregúntale a la próxima persona que veas cuál es su pasión, y comparte tus sueños con ella. viaja constantemente, perderse ayuda a encontrarse. algunas oportunidades sólo aparecen una vez en la vida, aprovéchalas. la vida va sobre las personas que conoces y lo que creas con ellas, así que sal y empieza a crear. la vida es corta. vive tus sueños y lleva tu pasión puesta.

que tengan una magnífica salida y entrada de año. molts d’anys. nos leemos en enero.

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felices

(escuchando PJ Harvey, stories from the city, stories from the sea)

los niños no deberían irse a dormir, decía JM Barrie, porque cuando se despiertan, son un día más mayores. seguramente, el autor de Peter Pan lo decía porque no tenía hijos y no sabía lo que era levantarse cinco veces durante la noche a calmar pesadillas o a dar biberones o a lo que sea. aunque también puede que lo dijera pensando en la magia de sus miradas ante una fiesta organizada con todo el amor del mundo, o en sus sonrisas espontáneas ante un coro de invitados cantando el cumpleaños feliz. celebrar que ya han pasado uno o dos años desde la primera vez que respiraron por sí mismos es, aunque Barrie no estuviera de acuerdo, una de los momentos más fascinantes del año. y días como el de ayer o el de antes de ayer, días mágicos.
sábado
fue la primera vez que se apagaron las luces para sorprenderla con la tarta, las velas, los siempre magníficos lacasitos forrando un bizcocho, y un montón de niños alrededor esperando a que se se les llenara el plato de chocolate de colores. incluso los adultos. los clásicos, que no falten. y ella dando sus primeros pasos a toda velocidad, de un lado a otro, feliz, con la inocencia del que se sabe protegido y querido. qué bien, pequeña, qué bien.
domingo
fue la segunda vez que le llenaron las manos de abrazos y besos con una tarta decorada con todo el amor que se puede dar. sus padres llevaban meses preparando cada uno de los detalles que hicieron de la fiesta una gozada para los ojos y las papilas gustativas. todos los elementos comestibles y no tanto se había dibujado para que los niños y los que no lo son tanto, pero todavía creen en el espíritu de Barrie, sintieran que el tiempo sólo pasa para lo físico. y le sumaron un cuento del que ellos y ellas quisieron formar parte, una mesa llena de masa para crespells con decenas de formas, botes de pintura que terminaron en las manos de colores, y un día magnífico que acompañó a los que quisieron correr sin parar tras el balón. todo se conjugó para que nadie se sintiera fuera de lugar y que la balanza no se inclinara nunca del lado del aburrimiento. molts d’anys, chiquituela, molts d’anys.
dos días en los que el paso del tiempo se alió con todos y dejó, por un momento, de ser un tema sobre el que sentirse un poco mal, para convertirse en la razón para celebrar. un placer, familias, un verdadero placer.

todo esta en la imaginación, solamente hay que creer. Johnny Deep, descubriendo Nunca Jamás.

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tres

(escuchando superstereO, funk that! gracias, Hugo, por estos herederos de Jamiroquai y Ortophonk)

uno.
reírse es mágico. y reírse mucho es mágico y terapéutico. por eso, juntarse con los amigos para tan noble actividad resulta necesario para la salud mental y emocional del resto del mes. tirar de cada frase para convertirla en una historia hilarante es una actividad que se alimenta por sí sola. con cada nueva anécdota se genera un nuevo mito y un saco nuevo de carcajadas que saldrán a relucir en cada convocatoria. sólo hay que mirarse para saber que el plumón es mucho más que el relleno de un sofá.

dos.
un lienzo en blanco para dejar que la imaginación de los niños continúe creciendo. pintura en las manos y otro saco de diversión. se manchan el pelo, la ropa, los brazos y la cara. los cinco dedos en un plato de colores y luego a la tela. y más colores y más huellas. algunas fotos y un baño posterior. ser feliz cuesta muy poco cuando ellos lo son y tú acompañas cada movimiento con la mirada y los brazos. nadie habla de estos momentos, pero son los que realmente hacen que todo valga la pena. hay muy pocas cosas que sean mejor. de hecho, es posible que ninguna.

tres.
llama para que le invitemos a desayunar. y viene cargado de felicidad embutida en un abrigo de madame y maxicosi. estar a su lado, compartiendo cruasán y café con leche, galletas de cacahuete y juegos con las vías del tren, consiguen que esos pequeños momentos sean de los que se quedan guardados. parece poco, pero, desde este lado, es enorme. luego hay pizza y tenis con los que no se van ni se irán. qué bien, que la vida nos regale amigos como éstos.

cierre.
hay algo comparable a compartir sofá y manta? qué bien, estos dos días. y aún queda una semana intermitente en la que se prevé lluvia. yupi.

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funeral

(escuchando the bad plus, for all i care. qué buenos son, qué buenos)

fue un funeral pequeño. los congregados llenaban algo más de la mitad de la iglesia del barrio en el que había vivido hasta hacía unos días. la iluminación del altar resaltaba sobre el resto del interior del edificio, como si fuera un escenario listo para representar una obra de teatro. había muerto una tía de su madre, una persona valiente, que se enfrentó a los principios de su época para hacer lo que quiso hacer. fue comadrona y tenía una pequeña consulta en su casa. a él, a su hermano y a todos los de la familia, les había puesto inyecciones, tomado la tensión y hecho las veces de enfermera particular. eso, en los tiempos en los que cualquiera puede acceder a toda la información del mundo desde un teléfono del tamaño de una tarjeta de visita, no tenía ningún misterio, pero en los años en los que los mandatos de un dictador gobernaban el país, era un logro, un gran paso, una rebeldía casi punible. era una mujer fuerte, inteligente, culta, con unas ideas un tanto anticuadas en ciertos aspectos, todo hay que decirlo, y muy mala cocinera. o eso era lo que recordaba él de sus estancias en su casa. pero los últimos años había perdido a su marido, una de las personas más entrañables, divertidas y vitales que había tenido el placer de sentir, y se había mudado a una residencia. allí, el tiempo pasaba despacio, como marcado por otro metrónomo. y allí había ido apagándose, tranquila, sin sobresaltos. el cura empezó la misa y se puso a cantar, siguiendo los más tradicionales protocolos. de nuevo, iba a ser un funeral impersonal, por costumbre. pero luego se puso a hablar. y no era que dijera nada nuevo, era, simplemente, que el lenguaje que utilizaba era el de un hombre que habla sin protocolo, como si estuviera argumentando con un amigo. y eso hizo que no resultara un acto tedioso. miró a su alrededor. la vida de alguien admirable había terminado. sus hijos, sus nietos, su cuñado, su hermana, sus sobrinas, todos los sabían y sentían aquella pérdida. una pérdida esperada, pero no por ello menos triste y menos vacía. por qué no había hablado más con ella? por qué no le había hecho más caso estos últimos años? por qué no le había presentado a sus hijos? ninguna de las preguntas tenía una respuesta satisfactoria, ni con la suficiente solidez como para dejar de sentirse mal por ello. no había nada que ahora pudiera hacer. recordarla, eso era lo único.

veintiún gramos gramos el peso de cinco monedas de cinco centavos, el peso de un colibrí, de una chocolatina. cuánto pesan 21 gramos? Sean Penn, 21 gramos.

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(pausa)

(escuchando vvaa, Kansas city bso)

en la parte que se veía, las horas de trabajo se le acumulaban en los ojos. en la que no, las puntas de los dedos estaban espolvoreadas con minúsculos restos de piedras de mechero, a punto de pegarle fuego a todo lo que se pusiera a tiro. por eso bastaba poco para subir el volumen, golpear la mesa y bajarse del coche casi en marcha. pausa. baja el direfencial, se dijo. desconéctate y deja que sea ese ritmillo el que te lleve. y volvió a lo más básico. se puso el delantal, metió las manos en la carne caliente recién cortada, se empapó de sangre y dejó que el cuchillo le hiciera un par de pequeñas cicatrices en los dedos, para que se notara que los habían preparado para la ocasión. siempre había dicho que, en una matanza, todo huele a lo mismo. a cerdo, a grasa, a especias, a pimienta, a sal, incluso a orín y heces. pero todos esos olores en las papilas gustativas iban desapareciendo con el paso de los meses, hasta que se activaban de nuevo cuando se acercaba el frío, y llegaba la tranquilidad. el calor de la familia y los amigos se mezcló durante todo el día con sus ganas de que los cables que lo unían a la tecnología se chamuscaran un par de días. y fue terapéutico, además de emocionante. al día siguiente, un paseo entre barcos y una feria en el pueblo. los niños con él, y ella a su lado, siempre a su lado, le dejaron el sabor de boca necesario para encarar la semana con más ganas que de costumbre. pasar una tarde con la niña con nombre de agua y con los niños se había convertido casi en un privilegio que pesaba sobre sus hombros más de lo que los que no supieron evitar la situación económica del país hubieran podido pensar. pensaban? sabían el daño que podían hacer cuando decidieron dejar que el mundo perdiera trabajadores, que hubiera que buscarse las castañas más allá de los bosques de castaños, que tuvieran que pelear por llegar a final de mes en condiciones de nevera llena? era una situación difícil, pero después de muchos meses de leer que lo había que hacer era tomárselo con calma, poner en marcha la imaginación y el esfuerzo, sabía que el camino no era tan malo como parecía y que tener un hombro en el recostar la cabeza mientras Barney dice legen, espera, dario, era más que suficiente para que el polvo de piedras de mechero se diluyera en una ducha caliente. lo de las ojeras lo dejaba para más adelante.

tómatelo con calma. Jeff Bridges, el gran Lebowski.

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tuercas

(escuchando Twin Sister, colour your life)

Cronos se ha aliado con el código css y sus múltiples peculiaridades en los objetos flotantes, y han ido a comprar una llave inglesa por un tema de tuercas que hay que apretar. pero, como decíamos hace años, al final, se trabaja mejor bajo presión. siempre que puedas quitarle el pitorrito a la olla, claro.

yo ya no veo el código, sólo veo una rubia, una morena, una pelirroja. Joe Pantoliano, matrix.

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uno

(escuchando Tom Waits, bad as me)

el primer cumpleaños de su hija no les dejó resaca. eso sí, les dolía todo el cuerpo. habían empezado pronto el día anterior y habían terminado muy tarde el día de la celebración. al final, dejaron caer los ojos sobre la almohada y, en el instante antes de aspirar aire por tercera vez, ya habían olvidado los músculos cansados y retorcidos para desembocar en el puerto rem en calma. el día había transcurrido con la tensión necesaria para que las cosas salieran bien. para que los niños jugaran solos por primera vez durante horas, para que el asado dejara en el paladar el rastro del camino desde el horno de leña, para ver a los que hacía tiempo que no veían y para que la sobremesa se pintara de carcajadas y vasitos con hielo. para que el pastel de la pastelera oficial causara admiración y aplausos, para soplar juntos ese uno, el primero de muchos. pero, sobre todo, para ver sonreír a algunos que hacía mucho tiempo que no veían sonreír. regalarle dos velas en forma de número a su hermano había sido una brillante idea que él había agradecido con un hostia, es para mí, y el abrazo colectivo de la mirada. luego vinieron las fotos y los aplausos, el estómago lleno y el café. más tarde, en las despedidas, cada uno se guardó un trocito a elegir. ellos, la emoción de seguir dando pasos por el camino que hace tiempo que eligieron y saber que ya no estarán solos ni un segundo. salut i fins l’any que ve.

eh, Marty, espero que sigamos en contacto, porque me gustara saber lo que estés haciendo. porque pienso que sea lo que sea, va a ser increíble. Timothy Hutton, beautiful girls.

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final

(escuchando Brad Mehldau trio, house on the hill)

supongo que, al final, lo que pasó fue que, de tanto erosionarla, terminó por quedar sólo en la memoria. hay gente con la que las relaciones no pueden erosionarse, porque, si lo haces, desaparecen. otra, sin embargo, apenas necesita de cuidados, porque funciona sobre la base de que no se es más por comunicarse más veces, sino por querer más o menos. con ellos o ellas, es suficiente con un correo o dos de vez en cuando, con algún ese eme ese cada cuando te acuerdes de que ese día no era su cumpleaños, pero te gustó el disco que estabas escuchando y sabes que a él o a ella, también. esas son las mejores, las de verdad, las que te saben y les sabes, las que son porque tú eres así y porque ellos son así. así que, podríamos decir que lo que pasó fue que no era tan como parecía. aunque el contacto era continuo y su nombre sonaba en casi cada conversación. tú no eres amigo, me dijo una vez, tú eres familia. uf, pues casi prefiero ser amigos, oye, que los amigos no se piden tantas explicaciones.

me doy cuenta que estoy tan emocionado que apenas puedo quedarme quieto y pensar claramente. creo que es la clase de emoción que sólo puede sentir un hombre libre, un hombre libre que comienza un largo viaje de final incierto. espero cruzar la frontera, espero ver a mi amigo y darle un abrazo, y que el pacífico sea tan azul como siempre he soñado. y espero nunca más perder la esperanza. Morgan Freeman, cadena perpetua.