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tv

observación

(escuchando Keb’Mo, keep it simple)

John: lo que le pasó a su padre fue hacer veinte años, por qué viene a vernos ahora?
Henry: no estoy seguro de que pueda ayudarme, sr. Holmes, ya que lo encuentra tan divertido.
Sherlock: por lo que pasó anoche.
John: por qué? qué pasó anoche?
Henry: cómo… cómo lo sabe?
Sherlock: no lo sé, lo deduje. vino de Devon en el primer tren de esta mañana. tomó un desayuno decepcionante y café solo. la chica del otro lado del pasillo coqueteó con usted y, aunque inicialmente, le interesó, luego cambió de opinión. está ansioso por fumarse el primer cigarrillo del día. siéntese, sr. Knight, y, por favor, fume. estaré encantado.
Henry: cómo diablos notó todo eso?
John: no es importante…
Sherlock: los agujeros de su billete.
John: ahora no, Sherlock.
Sherlock: por favor, llevo siglos callado.
John: estás alardeando.
Sherlock: por supuesto, soy un fanfarrón. es a lo que nos dedicamos. la servilleta del tren que usó para limpiar el café que derramó. la intensidad de las manchas muestra que no llevaba leche. hay rastros de kétchup en ella y en sus labios y manga. desayuno preparado, o lo más cerca a eso que hacen en los trenes. probablemente, un sándwich.
Henry: cómo sabe que fue decepcionante?
Sherlock: hay alguna otra clase de desayuno en un tren? la chica, escritura definitivamente femenina. escribió su número en la servilleta. por el ángulo de la escritura, estaba al otro lado del pasillo. luego, cuando ella se fue, imagino que usó la servilleta para limpiar el café derramado, emborronando accidentalmente los números. escribió usted mismo los últimos cinco dígitos con otro bolígrafo, así que quería conservar el número. ahora la usó para limpiarse la nariz, así que puede que no le interese tanto. hay manchas de nicotina en sus dedos. sus temblorosos dedos, conozco los síntomas. no se puede fumar en el tren. no hay tiempo de liarse uno antes de subirse a un taxi para llegar hasta aquí. son las nueve y cuarto de la mañana. está desesperado. el primer tren de Exeter a Londres sale a las cinco y cuarenta y seis. tomó el primero, así que algo importante debió pasar anoche. me equivoco?
Henry: no. tiene razón. está completamente, exactamente, en lo cierto. joder, había oído que era rápido.
Sherlock: es mi trabajo. ahora cállese y fume.

Martin Freeman, Russell Tovey & Benedict Cumberbatch, Sherlock, los mastines de Baskerville.

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cine

ingenio

(escuchando funk that, superstereo. viernes!)

el fin de semana se espera frío, blanco y lluvioso. un poco de ingenio para tener en qué pensar. como si no hubiera suficiente.

pirata Roberts (pone dos copas de vino sobre la mesa): muy bien, dónde está el veneno? la batalla de ingenio ha comenzado, y acabará cuando escojáis y bebamos. sabremos quién ha acertado y quién ha muerto.
Vizzini: eso es muy fácil. lo único que tengo que hacer es deducirlo por lo que sé de vos. si sois la clase de hombre que vertería el veneno en su copa o en la de su enemigo. un hombre listo vertería el veneno en su propia copa, porque sabría que sólo un idiota creería lo que parece lógico. y yo no soy un idiota, así que no elegiré el vino que tenéis frente a vos. pero podéis haber deducido que yo no soy un idiota, por lo que no elegiré el vino que está frente a mí.
pirata Roberts: habéis decidido ya?
Vizzini: ni remotamente. porque la yocaína proviene de Australia, como todo el mundo sabe. y Australia está poblada por criminales. y los criminales tratan con gente que no se fía de ellos como yo no me fío de vos, así que no elegiré el vino que tenéis frente a vos.
pirata Roberts: tenéis un intelecto asombroso.
Vizzini: esperad que siga deduciendo. dónde estaba?
pirata Roberts: sí en Australia. vos habréis sospechado que conocería los orígenes del veneno, por lo que no escogeré el vino que está frente a mí.
pirata Roberts: estoy perplejo.
Vizzini: os gustaría qeu fuera así, verdad? habéis vencido a mi gigante, lo que significa que sois fuerte. podríais haberlo puesto en vuestra copa, confiando en que vuestra fuerza os salvaría. por lo que no elegiré el vino que tenéis frente a vos. pero también habéis derrotado a mi español, lo que significa que habéis estudiado. y, si habéis estudiado, sabréis que el hombre no es inmortal, con lo cual habréis puesto el veneno lo más lejos posible de vos, por lo que no elegiré el vino que está frente a mí.
pirata Roberts: tratáis de engañarme para que os lo diga? no lo lograréis.
Vizzini: ya lo he logrado, lo habéis soltado todo. ya sé dónde habéis puesto el veneno.
pirata Roberts: escoged entonces.
Vizzini: lo haré. qué diablos hay detrás de aquel matorral?
pirata Roberts: el qué? yo no veo nada.
Vizzini (cambia las copas de sitio): oh, vaya. juraría que había visto algo.
pirata Roberts: qué os hace tanta gracia.
Vizzini: no importa, os lo diré despues. pero antes, bebamos. yo de mi copa y vos de la vuestra.

Cary Elwes & Wallace Shawn, la princesa prometida.

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microcuentos

lejos

(escuchando wye oak, if children)

basado en una columna del magazine del domingo pasado de la que no recuerdo ni el nombre ni el autor.

la mujer salía del café con su hija. las dos llevaban guantes, bufanda, gorro de lana y un abrigo grueso. en la calle, hacía un frío que pelaba. no le sorprendió verlas juntas. era una mujer casada y feliz, a pesar de que hubo un tiempo en el que no fue tan feliz. desde la esquina, las miraba, buscaba cualquier indicio que le hablara de sus estado de ánimo, de sus ganas, de si eran felices o no. durante años había estado siguiéndolas. conocía sus rutinas, los sitios que visitaban, el nombre de sus amigas, de sus amigos, los altibajos de sus relaciones. lo sabía todo de ellas. ella, la hija, no sabía ni que existía. ella, la madre, casi ni recordaba lo poco que le pudo conocer. hacía más de veinte años que había tenido un par de noches de sexo con él. han sido horas bajas, le dijo la última vez que se vieron. por eso decidió cortar. él se había enamorado platónicamente, pero aceptó su decisión. luego empezó a seguirla. al principio, lo hacía a la espera de que volvieran las horas bajas. pero se quedó embarazada al poco tiempo y tuvo una hija. no iba a dejar a su marido. ahora no. pero nunca tuvo la menor duda: era su hija. se parecía demasiado a su hermana cuando era pequeña. pero nunca dijo nada. sólo cambió su forma de verla. ahora ya no buscaba volver a su lado, sólo quería estar ahí por si pasaba algo. una especie de protector en la sombra, como en una novela del siglo diecinueve. la seguía por amor imaginado, por pasión antigua. y era feliz a su lado, lejos. luego empezó a seguir a la hija, a interesarse por sus estudios, por la carrera que elegiría (era abogada) y por si le iban bien las cosas. pero la crisis, esta maldita crisis que todo lo puede, había obligado al bufete a hacer recortes. y ella se quedó en la calle. de eso hacía ya un año y medio. y aquella niña, su hija, estaba perdiendo el rumbo. tenía que hacer algo.

me gusta como bailas. Gwyneth Parltrow, grandes esperanzas.

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cardiología mundo grúa

rutina

(escuchando Cindy Lauper, Memphis blues. toma ya, la señorita Lauper)

sale temprano de casa y atraviesa todo el pueblo. cuatro grados. entra en la autopista y se encuentra con el tradicional atasco de magníficos coches con conductores nerviosos porque el reloj aprieta. ninguno quiere bajarse de su vehículo, porque compró el más grande, moderno y cómodo que encontró. ninguno quiere dejar que el mundo vea que es una persona como las demás. desde el interior de su escafandra metálica, el mundo se ve más pequeño y ellos más grandes. la cola es monumental. sobre dos ruedas, el aire helado se le filtra por la tela de los vaqueros y los dedos empiezan a tomar un color azulado, a pesar de los gruesos guantes de piel y forro polar. avanza despacio, pero avanza y la autopista cerca del polígono le regala una festival de olores. primero, la fábrica de harina de garrofín, ese espesante natural, le lleva años atrás, cuando el abuelo pasaba las algarrobas poro una máquina de su invención que separaba las semillas y las vendía al peso. él y su hermano se quedaban mirando aquella rejilla que temblaba y hacía bailar la algarroba triturada, con un estruendo infernal y ese aroma dulzón que aún hoy puede recordar en cualquier momento. luego, un instante de olor a carnicería que ocupa cien metros de asfalto. tardaría meses en acostumbrarse si tuviera que trabajar en una carnicería industrial. pero enseguida, el mejor de todos los aromas. el de la fábrica de pan y pastelitos. es posible que ya no exista, pero llega el mismo olor de la tienda Bimbo, cuando su padre trabajaba en el polígono y, algunas tardes esporádicas, se acercaban a la tienda y compraban una caja que rellenaban con bony, tigretón, bucanero y pantera rosa. cada uno tenía el suyo. y ese olor que obligaba a salivar a las pailas gustativas muchas horas antes de pegarle el primer mordisco a la masa de bizcocho forrada de dulce. sonríe, no puede evitarlo. mientras tanto, en las radios de los coches, siguen hablando de Merkel y el logo de las olimpiadas de Madrid. y los conductores esperan.

Santa: qué día es hoy?
Lino: lunes.

Javier Bardem & José Ángel Egido, los lunes al sol.

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cardiología por la red

pausa

(escuchando Dexy’s midnight runners, searching for the young soul rebels)

las probabilidades que nos toque hoy un pellizco de algo llamado lotería son de una entre cien mil. las de que nos caiga un rayo sobre la cabeza si estamos en el exterior en un día de tormenta, de una entre diez mil. así que salgamos a la calle, a ver si sentimos la chispa necesaria para que esto siga fluyendo con ganas. y, por si sirve de algo, ahí va el manifiesto holstee en su versión traducida, una de esas parrafadas de filosofía moderna que, si consiguen hacer clic en alguna neurona dormida, genial. sino, siempre son bonitas de leer (y de ver).

esta es tu vida. haz lo que amas, y hazlo mucho. si no te gusta alguna cosa, cámbiala. si no te gusta tu trabajo, déjalo. si no tienes tiempo, deja de ver la televisión. si estás buscando al amor de tu vida, deja de hacerlo; te estará esperando cuando empieces a hacer las cosas que amas. deja de analizarlo todo, la vida es sencilla. todas las emociones son preciosas. cuando comas, disfruta hasta el último bocado. abre tus ojos, brazos y corazón a cosas nuevas, y a gente nueva, estamos unidos por nuestras diferencias. pregúntale a la próxima persona que veas cuál es su pasión, y comparte tus sueños con ella. viaja constantemente, perderse ayuda a encontrarse. algunas oportunidades sólo aparecen una vez en la vida, aprovéchalas. la vida va sobre las personas que conoces y lo que creas con ellas, así que sal y empieza a crear. la vida es corta. vive tus sueños y lleva tu pasión puesta.

que tengan una magnífica salida y entrada de año. molts d’anys. nos leemos en enero.

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tv

descarga

(escuchando Pixies, doolittle. que uno también necesita sus momentos punk)

buscó su historial. era fácil hacerlo. bastaba con una huella dactilar para saber si estaba fichado, si tenía multas por pagar, si ganaba dinero, si defraudaba a hacienda. la gente era tan descuidada. nadie pensaba en las consecuencias de actos tan cotidianos como usar un teclado, beber de un vaso, poner tu nombre en un formulario de internet. todo eso dejaba huellas, pistas, con las que era muy sencillo hacerse una idea de si alguien era buena o mala persona, si merecía vivir o morir. tecleaba de noche, acompañado por el silencio de los mástiles de los barcos en el puerto. miraba la pantalla con respeto, reflexionando cada resultado que le ofrecía. tomó otro sorbo de cerveza. borró el historial de los programas de tráfico y de reconocimiento de huellas. los cerró. miró a través del cristal de la ventana y apuró la botella. comprobó la bolsa de herramientas. todo estaba en su sitio. salió de su apartamento. hacía tiempo que no actuaba. necesitaba focalizar su ira, tenía que manchar las hojas afiladas de sus cuchillos. era una noche cálida, con una ligera brisa de verano. Dexter había vuelto.

cuando llegó el otoño, no fue el orgullo lo que mantuvo viva a Grace, sino ese trance en que entran los animales amenazados, un estado en el que el cuerpo reacciona mecánicamente, sin demasiada reflexión. como un paciente que se deja dominar por la enfermedad. John Hurt, Dogville.

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mundo grúa

bitácora (3)

(escuchando massive attack, heligoland)

cuaderno de bitácora del Agency Key.
los tiempos en los que el navío navegaba viento en popa y con las tripulaciones contentas con el trabajo que realizaban, con sus ventajas y desventajas, con sus momentos de gloria y dificultad, habían pasado hacía ya tiempo. ahora, las aguas que surcaba eran complicadas, llenas de escollos y arrecifes, y habían hecho naufragar a los buques más conocidos, aquellos que habían sido compañeros de viaje durante muchos años. muchos eran los amigos de tabernas que habían abandonado la vida en el mar y nunca más se les había visto en sus taburetes preferidos. corrían malos tiempos para los barcos de gran calado. ahora eran las pequeñas embarcaciones las que se deslizaban entre los restos de cascos y mástiles, las que llegaban antes que nadie a los puertos para abastecerse, las que terminaban con los víveres sin compasión, las que cortaban de cuajo cualquier posibilidad de que un monstruo como el Agency Key pudiera conseguir alimento para sus tripulantes. por eso, ante semejante panorama, la acusación de que el cuadro de mando al completo había llevado a cabo prácticas consideradas como actos de piratería no llegaba en el mejor momento. las patrullas de policía del mar empezaron a abordar el barco con total impunidad, deteniendo a todo aquel que pudiera saber alguna cosa de las supuestas actividades ilegales que permitían llenar las bodegas sin importar las reglas. la falta de víveres en los puertos y las acusaciones habían puesto al Agency Key en una de las situaciones más difíciles desde su botadura, hacía ya más de veinte años. los tripulantes, por su parte, esperaban ansiosos que la situación llegara a su fin. algunos deseaban llegar a un puerto en el que poder desembarcar y quedarse para siempre, otros miraban de reojo los botes salvavidas, buscando alguien con quien poder compartir tan ardua travesía. el resto, rezaba para que llegara un milagro, algún tipo de acuerdo con una autoridad portuaria que les permitiera recibir ayudas para poder comer. ninguna de las opciones era la que los tripulantes deseaba. pero eran las únicas que había.

mis perros tienen hambre. una pena que solo estés tú. Heath Ledger, batman, el caballero oscuro

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tv

perspectiva

(escuchando Alice Russell, under the munka moon)

aquí Creighton Bernette, todavía en Nueva Orleans, que sigue estando donde la dejaron. perdón si me estoy haciendo un poco pesado. odiaría exacerbar cualquier sentido creciente de fatiga por lo del Katrina a lo largo del país. quizá ustedes hayan experimentado esta fatiga por lo del Katrina si ven la televisión o leen su periódico local. quiero decir que fue divertido durante un tiempo sentirse escandalizado por la respuesta nacional. y las fotos desde la cúpula del centro de convenciones fueron espeluznantes. Anderson Cooper estuvo aquí. Katie Couric también. pero… ahora? ahora estamos solos. y aquí está la cosa: por un tiempo, pensé que podríamos contar con nuestro sentido de pertenencia, con el hecho de que éramos, sin importar raza, clase o color, gente de Nueva Orleans ante todo. pero se acercan unas elecciones, verdad? y de ninguna manera un sentido de propósito compartido va a sobrevivir unas elecciones de Nueva Orleans, verdad? ahora hay gente abiertamente encantada con el hecho de que miles de exiliados, la mayoría de ellos negros, no podrán votar. mientras tanto, nuestro alcalde titular, percibiendo esto, habla crudamente de que Nueva Orleans sigue siendo la Ciudad Chocolate. y mientras tanto, un puñado de urbanistas idiotas están ocupados dando vueltas y poniendo puntos verdes en mapas, decidiendo qué barrios creen que deberían volver a Pantanolandia del ciprés. y, oh sí, mientras nadie estaba mirando, han despedido a todos los profesores del distrito de Orleans porque aparentemente los planes de nadie incluían al sistema de educación pública. así que, Estados Unidos, si se sienten culpables por su fatiga por lo del Katrina, aquí estoy para poner las cosas en perspectiva. no todo gira alrededor de ustedes. en serio. porque aquí, en la ciudad del desgobierno, siempre seremos nuestro peor enemigo.

John Goodman, Tremé (una de las mayores gozadas que es capaz de ofrecernos la televisión actual).

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mundo grúa

bitácora (2)

(escuchando Jamie Cullum, the pursiut. es lo que tiene que el maestro te envíe un sms que te obliga a sonreír)

cuaderno de bitácora del Agency Key.
se sirvió café sin mirar la taza, ni darse cuenta de que la mitad del contenido se derramaba sobre la mesa. estaba ensimismado, y se olvidó del tiempo que llevaba ahí sentado. la ventana se había convertido en un mosaico pintado con pinceles de agua condensada. en el camarote, el ambiente era perfectamente adecuado para una de esas fotografías en blanco y negro que quieren administrar un estado de ánimo nostálgico vía retinal, casi sin que nadie lo note. al verlas, uno siempre se queda con un interrogante flotando entre el cabello. qué habrá pasado? y, paciente, espera a que los fotogramas avancen y la historia se desarrolle con normalidad hasta conocer todos sus pormenores. pero allí no había pormenores que conocer. sabía perfectamente la razón por la que la el barco llevaba un tiempo balanceándose entre una tormenta y la siguiente, por la que debía medir los pros y los contras antes de atracar en cualquier puerto para llenar la despensa de suministros. el nivel cambió y parte del café derramado en el plato le cayó sobre una pierna, tiñéndole el pantalón de marrón oscuro y la piel de bermellón. fue un instante de dolor. pero pasó enseguida, casi sin inmutarse. vació el platito en el lavabo y se tomó lo que quedaba en la taza de un sorbo. estaban a punto de atracar de nuevo. era un puerto en el que ya habían hecho parada en otras ocasiones, y nunca habían tenido ningún problema más allá de los comunes en estos casos: revisiones en los precios, calidad de los productos, modificaciones finales en el transporte y entrega, o cualquier otro pormenor que les había obligado a trabajar más horas de las acordadas. pero esta vez el viento no soplaba a favor, ni mucho menos. y se estaban quedando sin provisiones. sonó la sirena. iban a darles instrucciones.

el aire no huele tan fuerte por aquí. en caso de duda, Meriadoc, sigue siempre tu olfato. Ian McKellen, la comunidad del anillo.

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cine

emergencia

(escuchando LCD soundsystem, this is happening)

será una obsesión o simple derecho a pataleta? en cualquier caso, ahí va.

Tyler Durden: para qué la salida de emergencia a diez mil metros de altura? ilusión de seguridad.
narrador: sí, supongo.
Tyler Durden: por qué los aviones llevan mascarillas de oxígeno?
narrador: para poder respirar…
Tyler Durden: el oxígeno, te coloca. en caso de emergencia respiras hondo debido al pánico, de ese modo te vuelves eufórico, dócil, aceptas tu destino. está todo ahí, en los folletos. aterrizaje de emergencia a mil kilómetros por hora. caras inexpresivas, tranquilas, como vacas hindúes.
narrador: es una teoría interesante…

Brad Pitt & Edward Norton, el club de la lucha.