(escuchando the avalanches, since i left you)
quince días dan para mucho buen cine y para algunas grandes series. las que no pasan la prueba del olvido en dos meses, serán obviadas.
el topo, Tomas Alfredson.
hace tres años, el sueco fue capaz de convertir las películas de vampiros en una gozada para la vista y los sentidos, con una forma pausada y sin prisa de mover la cámara, de componer las secuencias y los planos. nada estaba allí por casualidad. ahora, con semejante elenco de actores y escribiendo la historia del cine con una historia del gran LeCarré, traslada sus maneras a un entramado de espías durante la Guerra Fría que ya le hubiera gustado a muchos. una de esas películas en las que uno no se puede perder ni un trocito, ni un objeto, ni un cuadro, porque luego nada encaja, a pesar de que todo lo hace. por qué esa importancia a que se cambia las gafas? tranquilo, ya lo averiguará. un placer muy, pero que muy inteligente.
drive, de Nicolas Winding Refn.
casi nadie sabía nada de este hombre hasta que se proyectó esta maravilla de cine en mayúsculas. se acaba de estrenar y ya es una de las mejores películas de este año que empieza. la emoción contenida de los silencios, la acción a dosis justas, la violencia extrema, el descubrimiento de la química entre unos actores impredecibles, el placer por encontrar en cada plano algo nuevo, las palabras más allá de las líneas de guión, la banda sonora de Cliff Martínez, el gusto a los ochenta, y, sobre todo, la envolvente sensación de que está a punto de ocurrir algo que, cuando ocurre, deja con la boca abierta y reafirma que no es el qué, sino el cómo. por todos los dioses, qué gozada.
the artist, de Michel Hazanavicius.
cine en blanco y negro, mudo, con una banda sonora que no se detiene más que unos minutos en una hora y media de metraje, una historia sencilla, con unas interpretaciones maravillosas, es un conjunto que obliga a sonreír. el hombre que hacía comedias de espías, ha demostrado que el se puede hacer arte de siempre con inteligencia y pasión por el trabajo, y triunfar en taquilla y en festivales. una comedia romántica que deja un gran sabor de boca y que permite más de un visionado por el puro placer del disfrute personal y emocional. la neurona lo agradecerá, prometido.
Arthur Christmas, de Sarah Smith y Barry Cook.
Santa Claus y sus regalos son un tema recurrente, y no es fácil hacer sonreír a un grupo de adultos y de niños a la vez con una historia original y llena de guiños al séptimo arte. la productoa culpable de Wallace y Gromit, evasión en la granja o la gran oveja Shawn, dejan de lado los tópicos y se embarcan en una aventura que sorprende en cada pequeña secuencia, y que, sin atufar a moralina, no olvida a quién va dirigida. imposible no ser un niño con la boca abierta, sentado en la butaca, ante semejante despliegue de imaginación.
big bang theory, de Chuck Lorre y Bill Prady.
incapaces de dejar de maquinar una estupidez tras otra, los dos creadores de esta maravilla de las comedias de veinte minutos, siguen obligándonos a secar las lágrimas en muchos de sus gags y a no dejar de lado casi a ningún personaje en una lista de cuáles son tus favoritos. imposible no reírse a carcajadas con esta pandilla de ingenieros frikis en sus innumerables intentos por relacionarse con el mundo real. en serio, desintoxica.
the good wife, de Michelle King y Robert King.
escribir guiones inteligentes no es algo de lo que puedan hacer gala muchos trabajadores del sector, pero cuando uno se encuentra con una serie como esta, se da cuenta de que los que no lo predican a los cuatro vientos son precisamente los que te mantienen pegados a la pequeña pantalla. una historia aparentemente sencilla da mucho juego en manos de un buen director y dos productores como los hermanos Scott. acaba de entrar en la lista de las que no se pueden perder con sólo un piloto. seguiremos informando.
(toc, toc) Penny, (toc, toc) Penny, (toc, toc) Penny. Jim Parsons, the big bang theory.