(escuchando the dandy warhols, thirteen tales for urban bohemia, porque nunca es tarde para descubrir discos)
al principio, cuando todavía casi no hay planes ni monstruos ni risas ni caras de sueño ni agua de mar ni nada, quiso intentar dibujar el verano. y lo hizo deayunando en la terraza de aquel lugar al que se mudaban cuando los niños se olvidaban de los horarios y la piel se teñía como de barniz, con la vista puesta en la bahía y en la piel una ligera brisa. pero sin planes, se acordó, el verano siempre es mejor. lo sabía desde aquel año en que los días pasaron con nombre de agua y la improvisación por bandera. desde entonces no los había vuelto a hacer. lo pensaba cada año, porque ahora tenía que pensar mucho, pero cada vez llegaba a la misma conclusión. no es lo improvisara todo, porque eso suponía inestabilidad, pero sí renunciaba a tenerlo todo planificado. aún así, sabía que los puntos de inflexión son importantes, porque hay que tener metas, lugares a los que llegar. un viaje, la visita de alguien, unos días de desconexión más allá de la cobertura. el resto, casi mejor que sea las plantas de los pies las que lo decidan. la perfección es demasiado ordenada, simétrica, lógica, y no deja espacio para el aprendizaje ni una risa explosiva o un llanto incontrolado. la belleza imperfecta y cambiante de encontrarse con The deep blue sea y una Rachel Weiz de aplauso en medio de la sala, o de volver a saborear las Sideways de Alexander Payne y dejar que el merlot de sus ojos te anuncie el final que tú quieras, o de dejarte llevar por el humor salvaje de los Turistas de Ben Wheatley y pesar que los pequeños también pueden ser muy grandes. eso es verano. eso, y hacer castillos para luego pisotearlos, ducharte a manguerazos después de horas de sal y arena, no tener horarios aunque haya que trabajar al día siguiente, cosquillas y batallas de clicks, construir naves espaciales con cosas recicladas, cenar pa amb oli i trampó en la terraza, cine el que sea, amigos, libros que esperan y que se comen, y la imaginación dibujando la piel, su piel, que aún no se ve. todo eso. y todo eso no se puede ordenar ni con un calendario. casi mejor, pensó, y le dio un sorbo al café con leche.
Miles: por qué no pueden herirme a mi?
Jack: porque llevas puesto el cinturón de seguridad.
Paul Giamatti & Thomas Haden Church, entre copas.