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cine

creación

(escuchando JD McPherson, let the good times roll)

al comienzo no sabías que era el comienzo. cómo empezó la creación. pero todo sucedió repentinamente. todo fue de manera diferente a lo que puedas pensar. al inicio solo había doce apóstoles. eso fue antes de que yo encontrara a mis seis apóstoles, antes de que el mundo fuera mejor. les contaré la historia desde el principio, cuando aún vivía con mis padres. Dios existe. vive en Bruselas. es un imbécil. maltrata a su esposa y a su hija. mucho se ha contado de su hijo, pero casi nada de su hija. Su hija soy yo. éste es mi padre. él es Dios. incluso antes de la creación del mundo mi padre ya era un pedazo de mierda… entonces, creó Bruselas. ya había creado otros seres, pero no dieron buen resultado. algo no fue bien. entonces creó al hombre a su imagen. con él podía hacer lo que quisiera. mucho mejor, sí, mucho mejor. Eva. Enoc engendró a Irad. Irad engendró a Mehujael. Mehujael engendró a Metusael, Metusael engendró a Lamec. etcétera, etcétera. ahí­ fue cuando todo comenzó. Él puso a la gente
en contra. En su nombre. por Dios! por Alá. por Baal! así­ pues, ahora conocéis exactamente cómo fue la creación.

Pili Groyne, el nuevo, nuevo, testamento.

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cardiología por la red

durar

(escuchando L.A., dualize. porque, de vez en cuando, hay que barrer para casa. y, qué narices, el disco es maduro, coherente y emocionante de la primera a la última escucha)

tiempo en silencio. trabajo. verano. y, entre los hilos erre ese ese, uno de chicalista, una preciosidad que transcribo. forma parte de 1887 Recetas para el amor dure, de Cafés la Estrella. es la receta número quinientos veintidós.

quince razones por las que siempre supe que lo nuestro iba a durar más de un mes.

uno. hablamos de teléfono fijo a teléfono fijo siempre y en posición horizontal. no escribimos mensajes con iconos mientras caminamos por la calle y un coche está a punto de atropellarnos.

dos. me enjabonas el pelo en la ducha. no soporto hacerlo, pero me derrito si me lo hacen.

tres. si estoy leyendo en la cama por la noche y tú quieres dormir, nunca me pides que apague la luz. dices que te relaja el sonido de las páginas al pasar.

cuatro. de mi diseñador de moda favorito solo conoces el nombre. de tu director de cine favorito solo he visto dos películas.

cinco. No me tratas como a una princesa, porque no soy una princesa. y somos republicanos.

seis. el primer día que tomamos un café te fijaste en que lo bebo en taza blanca. el segundo día ya me lo serviste así. y se lo vas diciendo a los camareros (con un poco de vergüenza) para que nunca lo hagan en una taza, por ejemplo, naranja.

siete. te inventas palabras y eso no podía dejarlo escapar.

ocho. en los viajes llevamos maletas separadas. cada uno vigila su tarjeta de embarque, pero compartimos las chocolatinas en el avión.

nueve. nunca hemos hablado de durar. no somos yogures.

diez. todas mis sopas te parecen deliciosas. hasta aquella que tenía color verde nuclear, no sabía a nada y comiste sin rechistar.

once. también te gustan Joni Mitchell, Casa Tomada, Sophie Calle, las conservas ricas, la siestas, los helados en tonos marrones, caminar, correr y llevar bufanda de febrero a abril. demasiados universos coincidentes para ser desaprovechados.

doce. te muestras vulnerable ante mí y yo me muestro vulnerable ante ti y esos nos hace fuertes a los dos.

trece. una tarde vimos juntos Te querré siempre, de Rosellini. luego yo me fui a Italia, donde se rodó la película. te llamaba por teléfono desde allí. de fijo a fijo, claro

catorce. te parezco guapa siempre, sobre todo con gafas y despeinada. me pareces guapo siempre, sobre todo sin gafas y peinado.

quince. eres ese pantalón rojo que compré en un minuto cuando lo que llevaba buscando durante meses era un vestido negro. algo innecesario y que nunca pensé llevarme a casa, pero que no me quiero quitar de encima.

Maggie: sólo te tengo a ti, Frankie.
Frankie: sí, pero me tienes.

Hillary Swank & Clint Eastwood, million dollar baby.

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cardiología cine

receta

(escuchando Florence & the machine, mtv unplugged. con ustedes, la última de mis obsesiones musicales, la señora Florence y su máquina)

las películas sobre cocinas tienen ese punto de cocción preciso que hace que sintamos una curiosa fascinación por ellas. son como una receta. y, como toda buena receta, tienen un algo secreto y algo de pasos a seguir sin, al simple vista, ningún misterio. por eso son tan fascinantes para los cinco sentidos. se pueden tocar, como los platos que se pintan en los ojos de los que contemplan, atónitos, aturdidos por el sabor, las fragancias, las texturas. se pueden degustar, porque sus historias van, siempre, todas las malditas veces, mucho más allá de una comedieta (a pesar de que, en muchas ocasiones, lo sean) y eso se nota en el paladar, en las papilas gustativas, en la lengua, en la piel que se eriza con cada mordisco y cada sorbo de vino. se pueden oír, como se escuchan los ingredientes crujir bajo la tapa, a fuego lento, y mandan a paseo a cada uno de los objetos que no sea su banda sonora, que bien puede ser el today i sing the blues de Aretha Franklin o el it’s wonderful de Louis Prima, ustedes eligen. se pueden oler, porque el vapor que sale de la sartén o el horno o la cacerola sabe cómo traspasar la pantalla, porque el sufrimiento o la sonrisa o los gritos y los cuchillos picando a contrarreloj también obligan a tomar una bocanada de aire por la nariz y a cerrar los ojos. y se pueden mirar, qué duda cabe. cómo use cada uno los ojos para hacerlo es cuestión de cada uno. las películas de cocina son mucho más que películas porque también son cocina. y viceversa. así que, para corroborar todo lo anterior y porque había que terminar de alguna manera, nómbrense sólo algunas. faltan muchas que también estarían si esto fuese sólo una lista y son muchas las que se añadirán a medida que pasen los visionados. ahí vamos.
– deliciosa Martha, de Sandra Nettelbeck. yes, please. una y otra vez, una y otra vez.
– comer, beber, amar, de Ang Lee. uf, esos planos y esa historia.
– ratatouille, de Brad Bird. píxar, cuánto sabe píxar cuando sabe.
– como agua para chocolate, de Alfonso Arau. ay, las codornices con pétalos de rosa.
– el festín de Babbete, de Gabriel Axel. una comida francesa? dioses, qué placer.
– un toque de canela, de Tassos Boulmetis. cuánto puede oler una película?
– bon apetit, de David Pinillos. sí, y qué?
– soul kitchen, de Faith Akin. soul y cacerolas, tomayá.
– chocolat, de Lasse Hallström. que no es de cocina, pero es un cuento con Binoche y chocolate, y eso basta.
– Julie y Julia, de Nora Ephron. porque esta mujer escribió la historia de Harry y Sally y merece una oportunidad.

silencio. comamos. Monica Bleibtreu, soul kitchen.

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microcuentos

lectura

(escuchando lo que sea que estén poniendo en la radio, que ahora mismo no lo sé, pero suena de muerte)

leía tumbada boca arriba en el parque, sobre la hierba. al principio, no te dabas cuenta. pero, si la mirabas durante un rato, veías algo inusual. aquella chica no tocaba el libro con las manos, lo mantenía flotando sobre su rostro a unos cincuenta centímetros aproximadamente. sus pupilas recorrían las líneas con voracidad y saltaban de las páginas pares a las impares sin que el libro sufriera más que un pequeño movimiento de flotación, empujado por la brisa. ni siquiera usaba sus manos para girar las páginas. simplemente, pasaba del final de la página impar al principio de la página par y las hojas se movían solas. o las movían sus ojos. me acerqué, me puse de cuclillas a su lado y le pregunté cómo lo haces? el qué?, respondió sin apartar la vista de las letras. mantener el libro flotando para leer. no lo hago yo, contestó. sus ojos dejaron de recorrer el papel para centrarse en mi. el marcapáginas se introdujo entre las hojas, el libro se cerró y se posó sobre su pecho. son ellos, los libros. lo hacen para que no me moleste el sol. nos llevamos muy bien, los libros y yo. los tuyos no te sonríen nunca?, preguntó divertida, sin darle la más mínima importancia. no, los míos no están vivos, admití. todos los libros están vivos. sólo hay que decirle las frases adecuadas. me quedé en silencio, sin saber qué responder. hablaba con total naturalidad, como si lo estaba haciendo fuera la cosa más obvia del mundo. vale, gracias, dije. me puse de pie y me marché. de nada, dijo ella. el libro volvió a elevarse. mientras se abría, el marcapáginas salió del punto en el que estaba y se colocó en la última página. ella siguió leyendo.

no digas estupideces. no hay ningún andén nueve y tres cuartos. Richard Griffiths, Harry Potter y la piedra filosofal.

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por la red

más

(escuchando el ruido de los dedos sobre las teclas)

haz que te paguen por hacer lo que más te gusta y nunca más tendrás que volver a ir a trabajar. esta es una de esas frases lapidarias que se multiplican por la red. aún así, algunos creativos, estoy convencido, la han llevado a la práctica con bastante éxito.

y si no hay mañana? hoy no lo ha habido. Bill Murray, atrapado en el tiempo.

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cardiología

nueve y tres

(escuchando dinosaur jr, i bet on the sky)

la chica que se encarga de la agenda en el programa matutino habla de una exposición de fotografía que se inaugura esta misma tarde. no está mal para un lunes, verdad?, le pregunta al presentador y a la audiencia de la que parece haberse olvidado. la verdad es que no, afirma él. le guiña un ojo. al otro lado del mar, el conductor que escucha el programa olvida su destino cuando, sorprendido, se da cuenta de que esa imagen le ha llegado perfectamente nítida a través del dial. pero, además, como es lunes, añade el presentador, vamos a enviarle a nuestros oyentes una dosis extra de vitaminas. él, más experimentado, no se ha olvidado de que hay gente al otro lado y sabe que a ella no le molestará que comparta con todos ellos su estado de ánimo. porque, sabes? tú y yo podríamos ser héroes (silencio), aunque sólo fuera por un día. su mirada entra por el micrófono, recorre el cable que la lleva a la mesa de edición y, de ahí, a la llamada nevera en la que está el servidor que la regalará a los todos los que tengan la emisora sintonizada. la chica que se encarga de la agenda le aguanta la mirada y sonríe, cómplice, algo ruborizada. y tú más, responde en un alarde de ímpetu adolescente casi olvidado. el técnico de sonido, viejo y sabio, le pone la guinda y la banda sonora. el eterno rif de guitarra de los Heroes de Bowie recorre la espina dorsal de los que ya no pueden ni quieren decir nada más en abierto hasta dentro de casi cuatro minutos, cuando vuelvan a subirles el volumen del micro. mientras tanto, en el coche, esas mismas notas escalan la piel de las piernas hacia las caderas, la espalda, los oídos y los ojos del que conduce algo menos pendiente del tráfico y la hora, porque, hasta ya no importa tanto si va un poco justo de tiempo. no, no está nada mal para un lunes.

we can be heroes
just for one day
we can be us
just for one day

David Bowie, heroes.

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por la red

sueño

(escuchando Herbie Mann, glory of love)

la imaginación hecha corto. y en stop-motion. magnífico.

solía tener el hábito de pensar en seis cosas imposibles para antes del desayuno. Johnny Deep, Alicia en el país de las maravillas.

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microcuentos

historia de amor

(escuchando radio 3, hoy empieza todo)

una mañana, hace meses, el pueblo amaneció lleno de pintadas. te amo Mary. en las señales de tráfico, en las paredes de solares, en muros de casas inacabadas desde hace años, en los tristes buzones de correo y en los paneles de dirección. te amo Mary. eran pintadas hechas con esprai, en color negro, de dos tamaños: los largos, que incluían todas las letras de la declaración, y los cortos, que sustituían la primera persona del presente de indicativo del verbo amar por un corazón sólido. de trazo rápido pero certero, con la emoción del que sabe que será efectivo. las manos que sujetaban el bote tenían plena conciencia de lo que hacían. no se trataba de algo estético, de hecho, no había ninguna estética en las pintadas, ni de algo político, ni reivindicativo, ni siquiera parecían esperar nada a cambio. simplemente, dejaba constancia de un mensaje que gritaba a los cuatro vientos su amor por Mary, sin importar las consecuencias, legales o emocionales de la población, tal vez ni siquiera de la diana de su amor. a la mañana siguiente, los mensajes seguían ahí. y a la siguiente, a la siguiente y tres meses después. a principios de año, cuando el pueblo ha estaba más que acostumbrado a las pintadas, ahora ya descoloridas y dormidas o muertas de pena, en el asfalto, frente a una de las casas recién reformadas, apareció un nuevo capítulo. te amo. quieres casarte conmigo? el mensaje estaba decorado con un corazón a cada lado, igual que los que representaban el amor en los anteriores. esta vez, el color elegido había sido el blanco, para contrastar con el asfalto. la relación había avanzado, no cabía ninguna duda, y ahora uno de sus integrantes había decidido que había que dar el paso que les llevaría a firmar en el libro en el que le dicen al estado que esto de estar juntos es en serio, y luego celebran con aquellos que consideren, seres queridos o no, que han encontrado el cachito que les faltaba y que piensan estar con él el resto de su vida. la respuesta llegó, como pasa en los mejores seriales, en forma de coche decorado con flores aparcado en la puerta, justo sobre el mensaje de proposición, que ya había perdido la intensidad del primer día, pero, a juzgar por lo que estaba a punto de suceder aquella tarde de sábado hacia las cuatro de la tarde, no por ello había dejado de ser efectivo. y lo próximo?, pensaron en el pueblo. qué ocurrirá ahora? le preguntará por un nombre de niño o niña en concreto? por el momento, esta mañana, han vuelto a aparecer algunas pintadas. no tantas como la primera vez, pero sí en lugares estratégicos. de nuevo, te amo Mary. una de dos, o se han peleado y es necesaria una reconciliación? querrá expresar de nuevo el amor por amor? habrá que proponer en el ayuntamiento que pongan una pared para mensajes, porque, si cada vez que se pelean o son felices, el pueblo se va a llenar de pintadas, estamos apañados. aunque igual si le apuntamos a un curso de tipografía y composición gráfica, se puede incluir el pueblo en alguna guía turística, no? vengan a ver el pueblo del amor, donde todo es posible. incluso promocionarlo como plató para comedias románticas. pero recuerden que la idea se me ocurrió a mí, de acuerdo? que la crisis nos tiene torturados.

hola amor. Joseph Gordon-Levitt, 500 días juntos.

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por la red

magia

(escuchando incubus, light grenades)

en días en los que casi es mejor no levantarse, nuca viene mal un poco de magia.

y yo te escucharé. Hugh Hackman, Australia.

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cardiología cine

aventura

(escuchando Ben Harper & the relentless7, live from the Montreal international jazz festival)

esta tarde, la niña con nombre de agua me acompañará en una aventura de casi tres días de la que no sabemos nada. una cita en un lugar concreto, una bolsa con ropa, un libro, la cámara de fotos, y mucha ilusión. el resto, es un misterio que será desvelado en su momento. yupi.

Gómez: infeliz, querida?
Morticia: absolutamente.

Raul Julia & Angelica Houston, la familia Adams.