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carta

queridos hijos,

no he sido nunca mucho de dar consejos (aunque es cierto que me paso de dirigir y no debería). y hacer listas de cosas que hay que hacer para seguirlas como dogma de fe es casi tan peligroso como creer que hay alguien ahí arriba que lo controla todo y que, en el fondo, tu no tienes nada que hacer con tus malditas desgracias o magníficas alegrías. pero creo que, ahora que estáis aprendiendo a leer, es buen momento para, como hizo Jesús Terrés hace tiempo (al que le copio algunas, por magnífico), poner algunas ideas por escrito, por si algún día os apetece pasar los ojos sobre ellas y, quién sabe, incluso tomarlas en consideración para poder saber de qué habla este señor cuando se habla de vivir.

leed, leed, leed. todo lo que caiga en vuestras manos. la selección vendrá con los años y los libros, los cómics y las revistas. en papel y en píxel, vosotros elegís el formato.

escuchad música sin medida. dejad que entre en vuestras neuronas y que se mueva por todos los músculos, incluido el corazón. sobre todo el corazón. de todo tipo (hay que saber qué es para poder decidir). eso sí, no os olvidéis de esos discos que vuestro padre siempre os dice que son magníficos.

probad comidas que nunca imaginasteis, combinaciones imposibles y platos de los de no me creo que esto esté a punto de entrar en mi organismo. cocinar es un arte y una expresión de amor.

qué puedo decir del cine que no os haya dicho ya? más. siempre más. clásicos, modernos, de niños y de adultos. más.

largaos de este lugar durante un par de años. y luego volved. aunque sea para volveros a marchar. los ojos se abren y las manos y la cabeza también.

estad solos un tiempo. la perspectiva es otra. vivir contigo es toda una aventura.

viajad en pareja, con amigos y solos. mucho, todo lo que os dé el dinero. y, cuando no haya dinero, inventad nuevas fórmulas para seguir el camino.

reíros. el sentido del humor sirve para mucho más que para una noche con amigos.

cuidad vuestro cuerpo. es el único que tenéis y hay cosas para las que no hay vuelta atrás.

amad con todas las consecuencias, sin miedo a caeros una y otra vez. cada caída, cada herida, cada puñetazo, dibuja una nueva cicatriz que modelará lo que sois cada minuto. levantaos con un error y disfrutad de cada acierto. aunque luego creáis que es un error. nada es un error.

no dejéis que el dinero os guíe, pero sed conscientes de lo que significa no tenerlo.

mirad las cosas con vuestros propios ojos. no es lo que miras, es cómo lo ves.

no hagáis caso del no hagas esto, no escuches esto, no mires esto, no juegues allí, no te rías ahora. dejad que las cosas salgan de vuestras tripas y emociónate con cada una. resistid.

y, parafraseando al inspirador de esto, no os vendáis.

rock’n’roll. José Coronado, no habrá paz para los malvados.

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veinte

(escuchando eso de ahí abajo)

hacia mucho que no decía nada. hay mucho que decir, lo sé, pero no sé si todavía estoy listo. mientras tanto, sirva esta preciosidad para creer en hoy, en ayer y en mañana.
veinte extraños se besan por primera vez. un placer conocerte.

y no, no hay frase, sorry.

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tipos

una de esos trabajos que hacen que uno ame el diseño y la tipografía por encima de muchas cosas.

se aconseja rotundamente darle al botón de hd y verlo en pantalla completa.

Hirsch: hey, qué hora es?
Val: es la hora de patear culos o de mascar chicle, y sabéis qué?
Doc: no tengo chicle.

Alan Arkin, Al Pacino & Christopher Walken, tipos legales.

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durar

(escuchando L.A., dualize. porque, de vez en cuando, hay que barrer para casa. y, qué narices, el disco es maduro, coherente y emocionante de la primera a la última escucha)

tiempo en silencio. trabajo. verano. y, entre los hilos erre ese ese, uno de chicalista, una preciosidad que transcribo. forma parte de 1887 Recetas para el amor dure, de Cafés la Estrella. es la receta número quinientos veintidós.

quince razones por las que siempre supe que lo nuestro iba a durar más de un mes.

uno. hablamos de teléfono fijo a teléfono fijo siempre y en posición horizontal. no escribimos mensajes con iconos mientras caminamos por la calle y un coche está a punto de atropellarnos.

dos. me enjabonas el pelo en la ducha. no soporto hacerlo, pero me derrito si me lo hacen.

tres. si estoy leyendo en la cama por la noche y tú quieres dormir, nunca me pides que apague la luz. dices que te relaja el sonido de las páginas al pasar.

cuatro. de mi diseñador de moda favorito solo conoces el nombre. de tu director de cine favorito solo he visto dos películas.

cinco. No me tratas como a una princesa, porque no soy una princesa. y somos republicanos.

seis. el primer día que tomamos un café te fijaste en que lo bebo en taza blanca. el segundo día ya me lo serviste así. y se lo vas diciendo a los camareros (con un poco de vergüenza) para que nunca lo hagan en una taza, por ejemplo, naranja.

siete. te inventas palabras y eso no podía dejarlo escapar.

ocho. en los viajes llevamos maletas separadas. cada uno vigila su tarjeta de embarque, pero compartimos las chocolatinas en el avión.

nueve. nunca hemos hablado de durar. no somos yogures.

diez. todas mis sopas te parecen deliciosas. hasta aquella que tenía color verde nuclear, no sabía a nada y comiste sin rechistar.

once. también te gustan Joni Mitchell, Casa Tomada, Sophie Calle, las conservas ricas, la siestas, los helados en tonos marrones, caminar, correr y llevar bufanda de febrero a abril. demasiados universos coincidentes para ser desaprovechados.

doce. te muestras vulnerable ante mí y yo me muestro vulnerable ante ti y esos nos hace fuertes a los dos.

trece. una tarde vimos juntos Te querré siempre, de Rosellini. luego yo me fui a Italia, donde se rodó la película. te llamaba por teléfono desde allí. de fijo a fijo, claro

catorce. te parezco guapa siempre, sobre todo con gafas y despeinada. me pareces guapo siempre, sobre todo sin gafas y peinado.

quince. eres ese pantalón rojo que compré en un minuto cuando lo que llevaba buscando durante meses era un vestido negro. algo innecesario y que nunca pensé llevarme a casa, pero que no me quiero quitar de encima.

Maggie: sólo te tengo a ti, Frankie.
Frankie: sí, pero me tienes.

Hillary Swank & Clint Eastwood, million dollar baby.

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alehop

(escuchando eso de ahí abajo)

hoy empieza todo.

Elwood: estamos a casi doscientos kilómetros de Chicago, tenemos el depósito lleno, medio paquete de cigarrillos, es de noche y llevamos gafas de sol.
Jake: tira.

Dan Aykroyd & John Belushi, the blues brothers.

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belleza

(escuchando Ben Harper & Charlie Musselwhite, get up)

lunes (casi) gris. cansancio de antes de empezar. alguien dispara a lo más básico. para vender, claro. pero, joder, hay que hacerlo muy bien para hacerlo muy bien.
corto y pego por si alguien lo necesita.

nada más que añadir.

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distanciamiento

por favor, hagan un pacto con Cronos para que les deje disfrutar de estos diez magníficos minutos (qué buena época la de los premios al mejor cortometraje de animación).

les costaba ponerse de acuerdo. de hecho, rara vez estaban de acuerdo. discutían todo el tiempo y se desafiaban todos los días. pero, a pesar de sus diferencias, tenían algo importante en común: estaban locos el uno por el otro. James Garner, el diario de Noah.

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mitad

(escuchando Cliff Martinez, bso drive)

las reflexiones son del genial Jesús Terrés, como respuesta a una pregunta de su magnífico consultorio sentimental (una de las ínfimas gozadas de nadaimporta. las copio y las pego, con mayúsculas y todo, que el estilo de cada uno es estilo de cada uno.

Me aburre mucho el cuento de la media naranja. Para qué demonios querría nadie medio de nada? me aburren los San Valentines y la celebración de la dependencia envuelta en una cajita color azul turquesa. Me aburre -y no me creo- ese amor importante -un tema serio- y definitivo. Me aburre muchísimo esa idea de final del camino -¿no debería ser el principio?- y me encabrono sin medida con todos los paletos que dan el pésame a un recién casado. Ya te llegó la hora, le dicen. Sí, acepta él. Ya to-ca-ba.

Lucía (pongamos que se llama Lucía) no busques más medias naranjas. Son un coñazo. Siempre querrán -necesitarán- algo de su ‘otra mitad’ (qué mal suena, por Dios). Su vida está incompleta, ya sabes.

Busca naranjas enteras. Un tío -apunta esto- que no te necesite. Que tan sólo te desee, te admire y te respete. Alguien para quien no seas el final-de-la-juerga sino el comienzo-de-la-aventura.

pues eso. cuánta razón en tan poco espacio.

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más

(escuchando el ruido de los dedos sobre las teclas)

haz que te paguen por hacer lo que más te gusta y nunca más tendrás que volver a ir a trabajar. esta es una de esas frases lapidarias que se multiplican por la red. aún así, algunos creativos, estoy convencido, la han llevado a la práctica con bastante éxito.

y si no hay mañana? hoy no lo ha habido. Bill Murray, atrapado en el tiempo.

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sal

(escuchando Hiromi, voice)

a los que nos dedicamos a esto de la imagen gráfica y (ahora ya no tanto) publicidad, ver el trabajo de alguien como Bansky nos fascina. por lo menos, me fascina. es un o una transgresor o transgresora, una persona sin rostro que sabe cómo poner la pintura en la pared y gritarle al mundo esto no me gusta, esto no debería ser así, oigan, hagan algo de una maldita vez. son raras las veces en las que no le estrecharía la mano y le daría las gracias por decir lo que otros sólo callamos. luego habla de tu trabajo. o del sistema sobre el que sustenta tu trabajo. y, una de dos, o bajas la cabeza y otorgas, o le das la razón directa y controvertidamente. ahí va. en sus propias palabras.

se cachondean de ti cada día. se meten en tu vida, te agreden gratuitamente y desaparecen. te acechan desde altos edificios y te hacen sentir pequeño. lanzan frívolos comentarios desde autobuses insinuando que no eres lo bastante sexy y que la diversión está en otro sitio. están en la televisión haciendo que tu chica se sienta incómoda. tienen acceso a la tecnología más avanzada que el mundo ha conocido y te acosan con ella. son los anunciantes. y se ríen de ti. tú, sin embargo, tienes prohibido tocarlos. las marcas registradas, los derechos de propiedad intelectual y los derechos de autor permiten a los anunciantes decir lo que quieran, donde quieran, con total impunidad. a la mierda con eso. todo anuncio en un espacio público, sin darte la posibilidad de elegir si quieres verlo o no, pasa a ser tuyo. es tuyo para que lo cojas, lo modifiques y lo reutilices. puedes hacer lo que quieras con él. pedir permiso sería como preguntarle a alguien si puedes quedarte con la piedra que acaba de tirarte a la cabeza. no debes nada a las empresas. ni eso. sobre todo no les debes ningún respeto. ellos te lo deben a ti. han reorganizado el mundo para ponerse delante tuyo. nunca te pidieron permiso, no se te ocurra pedir tú el suyo.

Bansky, sobre la publicidad.