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dejé de buscar monstruos bajo la cama hace tiempo. supongo que, en el paso de la adolescencia a la adultez, cuyo parecido con idiotez es innegable, me di cuenta de que estaban dentro de mí. y que había que sacarlos de alguna manera. por eso empecé a asesinar a todos aquellos que lo merecen. es posible que sea injusto y que muchas de las personas que exhalan su último aliento teniéndome en su recuerdo no merecieran perder la vida, pero, teniendo en cuenta que, aunque los motivos por los que cuales mis víctimas deben morir sean lícitos, la ley tampoco me permitiría hacerlos, no tiene mucho sentido justificarse, no? lo hago y ya está. esta es mi forma de vivir y entender el mundo. hay personas que sobran y personas que no. los que tenemos ese poder lo sabemos. el resto, los que están por debajo, no. por eso están por debajo. su existencia es tan vana que no merece ni siquiera ser tenida en cuenta. excepto cuando tienen que elegirnos, claro. cada cuatro años.

Hanna: tengo miedo de que un día empiece a llorar y se inunde la habitación y nos ahoguemos los dos.
Josef: aprenderé a nadar.

Sarah Polley & Tim Robins, la vida secreta de las palabras.

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