(escuchando el apocalipsis según mucho, mucho)
llueve barro, mucho barro. mancha las calles, las aceras, los coches aparcados, las motos, las papelereas y las farolas. mancha los autobuses de línea, los semáforos y la señalética de las autopistas. mancha los edificios, los solares, las terrazas, la arena de la playa y el mar. y mancha a las personas por fuera, un fuera que llega por dentro. no valen paraguas ni chubasqueros ni cazadoras, el barro lo traspasa todo, y llega hasta la piel. una piel que llevamos en las noches de insomnio, en las horas de diseño y programación, en cada uno de los bocados a la hora de cenar, en la cola del supermercado, en las desconexiones y cerveza y películas con los amigos. incluso debajo de la ducha. llueve barro, mucho barro. y no se va ni con jabón ni con lejía ni con nada. créanme, lo he probado casi todo. frotas y frotas y frotas y nada, que no hay manera. lo único que todavía no he probado es intentar sudar mucho haciendo ejercicio. pero no hay ningún deporte que me dé lo suficientemente bien para practicarlo mucho y llegar a sudar. alguien sabe si salir a la calle en busca de personas con un bate de béisbol se considera deporte? y, en caso afirmativo, conoce alguna tienda en la que vendan de segunda mano, que no está la economía para sustos?
adiós, adiós. gracias por pasar, adiós. babúm. ala, vaya hostia. ponte el casco, Jiménez del Oso. predica con el ejemplo. Faemino, siempre perdiendo.