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mundo grúa

clientes

este tipo de diálogos ocurren en los sectores más variados. adivinan a cuál nos referimos aquí?

camarero: ya saben lo que quieren?
marido: sí. vamos a pedir la parillada de marisco.
camarero: perfecto. excelente elección.
marido: por eso la hemos pedido. pero, mire, le vamos a pagar el precio del filete con patatas del menú infantil.
camarero: disculpe?
marido: sí, mire, es fácil. queremos la parrillada de marisco, pero sólo tenemos presupuesto para el filete con patatas del menú infantil.
camarero: me está tomando el pelo, verdad?
esposa: haremos una cosa: ahora nos trae la parrillada y nosotros pagamos el filete y, si nos gusta, volvemos otro día con más presupuesto y le pagamos lo que ponga en la carta.
camarero: no, no, perdone. la parrillada tiene un precio y el filete otro. si quieren la parrillada, págenla. sino, cómanse el filete.
esposa: esa no es una actitud positiva. así no nos pondremos de acuerdo nunca.
marido: además, en el restaurante del otro lado de la calle tienen la parrillada a mitad de precio que la de aquí.
camarero: pues váyanse al restaurante del otro lado de la calle.
marido: mire que si ahora no nos lo deja a buen precio no volveremos, eh?
esposa: sólo por esta vez…
camarero: ni por esta vez ni por ninguna otra. esto es un restaurante, no un rastro. aquí no se regatean los precios. se come lo que pone en la carta y, sino, les ruego dejen la mesa libre para otros clientes que sí quieran pagar.

no es personal, son sólo negocios. Marlon Brando, el padrino.

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