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(escuchando bso drive, Clive Martinez)

este país se ha vuelto loco. y no porque puedan echarte a la calle por tres duros si la empresa en la que trabajas, si es que tienes la suerte de trabajar, decide que puede haber la posibilidad de, que tal vez, a lo mejor, durante los próximos meses, no vayan a ganar tanto como en otros tiempos. y no porque bajen los sueldos a los profesionales de la educación y la sanidad, mientras los senadores tienen un salario vitalicio tras cuatro años de trabajo con tantos ceros que es mejor no contarlos. y no porque se cierren plantas hospitalarias porque no hay dinero para gastos y los enfermos de urgencias estén apiñados en los pasillos en camillas, sillones, incluso sillas, y digan que es necesario. y no porque se hagan reformas en pistas de aeropuertos sin aviones porque, si algún día deciden pedir una licencia, serán más seguros. y no porque el flamante nuevo presidente diga que la mayoría de los españoles están de acuerdo con los recortes, mientras en muchas ciudades, el personal sale por millares a gritar lo contrario. y no porque haya colegios e institutos públicos a los que no se les da el dinero que se les presupone por ser públicos y los alumnos van a clase con guantes, abrigos, bufandas y mantas. y no porque mayoría absoluta se haya convertido en sinónimo de loquemesaledeloscojones. y no porque la policía cargue con una violencia que no se veía desde hace varias décadas contra cualquier manifestación que no esté convocada por unos sindicatos que reparten miles de banderas y pegatinas y gorras y pitos que no pitan. y no porque el primer imputado por una de las mayores tramas de corrupción de todos los tiempos sea el juez que instruía la causa. y no porque los que elegimos entre todos transformen las papeletas en escobillas de baño de trescientos euros. y no porque estén podridas las ramas del árbol y las raíces y el tronco y los frutos vengan con un gusano de serie. y no porque Lola y Luís y Margarita y Joan y Adrià y Jana y Emma y Jordi y Maria y Martina y Sara y Santiago y todos los que aún no entienden de todo esto tengan que terminar por comer de este menú de platos casi vacíos. sino porque las palomitas del cine han subido treinta céntimos. joder.

me has entendido? Ryan Golsing, driver.

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