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microcuentos

principio

(escuchando elastica, elastica. qué pasó con este magnífico grupo?)

estuvo esperando un buen rato. primero de pie, como si acabara de llegar, con ese aire de coincidencia casual interesante, que no le da importancia a cosas como acudir a aquella cita. luego, apoyó la espalda en la pared, con la planta del pie derecho haciendo de tope. tenía las manos en los bolsillos de la chaqueta y tocaba el paquete de cigarrillos una y otra vez. quería encenderse uno, pero no quería hacerlo demasiado pronto, para que le diera tiempo a que le encontrara cuando ya se hubiera fumado más o menos la mitad, así no creaba tensión si se lo terminaba mientras hablaban y compraban las entradas o si lo tiraba al suelo y entraban directamente. le daba vueltas con los dedos y jugaba con el celofán, sin sacar la cajetilla. se imaginaba el crujir del papel, que quedaba ahogado por el incesante tráfico. se imaginó a sí mismo con el cigarrillo entre los labios. quedaba bien. sacó la cajetilla y sacó uno. se lo encendió, cubriendo la llama con la mano para que el aire no la apagara. fumó unos minutos. volvió a ponerse de pie y dio varias vueltas mirando los carteles de las películas. y si cambiara de película? pensaba despacio, pero con todos los sentidos puestos en el final de la calle. escribió nueve combinaciones distintas de conversación en la que le proponía un cambio de última hora. y si entraban a ver algo completamente distinto y se convertían en dos más entre la multitud de consumidores de cine comercial? y si era lo que le gustaba? escrutó todas las posibilidades que se le ocurrieron para no caer en el saco de los sin criterio o saltar, por el contrario, de cabeza al de los intelectuales insufribles. la línea los separaba era muy fina. estaba empezando a preocuparse. se quería sentar en el escalón de la entrada, pero daría una imagen demasiado dejada. además, el mármol seguro que estaba frío. miró el reloj. ya pasaba casi la media hora de tiempo prudencial antes del inicio de la sesión. estaba a punto de comprar las entradas. ahí estaba. llegó deprisa. se besaron en la mejilla. sólo un beso. perdona. no pasa nada. ya tienes las entradas? no, ahora iba a comprarlas. llegamos a tiempo, no? sí, un poco justos, pero sí. genial, qué ganas tengo de verla. y yo. se tranquilizó.

si siempre nos guiamos por las opiniones ajenas, para qué tenemos las propias? Helen Hunt, a good woman.

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