(escuchando pearl jam, live at benaroya hall)
todas las noches, cuando se acostaba pensaba tranquilo, todo va a salir bien. tranquilo, no te preocupes, al final, todo sale bien. las noches dejaron de ser un espacio de tiempo para descansar. se despertaba de pesadillas imposibles, de sueños asfixiantes en los que era perseguido o insultado hasta que no podía soportarlo más. entonces abría los ojos. y pasaba horas interminables, en silencio, haciendo cábalas sobre el futuro, sobre las posibles alternativas. puede que no sea tan fácil. puede que esta partida termine perdiéndola. cada día que pasaba, se le hacía más difícil creer. hasta que la taza se llenó. no sabía la razón del cambio, pero había pasado. los nervios habían dado paso a un estado de sobriedad que había sentido en alguna ocasión antes, pero que casi tenía olvidada. inconscientemente, la había buscado en los cajones de la memoria y había encontrado la llave. va a salir bien. lo sé. va a salir bien. ahora es el momento de levantarse, de alzar las manos y la voz, de gritar que estás aquí. su voz sonaba en silencio entre los ojos. dejó de tener sueño. miró a través de la ventana y vio que estaba amaneciendo. se levantó y se metió bajo la ducha. iba a salir bien.
para averiguar si seré yo el héroe de mi propia vida o si otro ocupa ese lugar, habrá que leer hasta el final. Tobey McGuire, las normas de la casa de la sidra.