(escuchando the action design, never say)
me gustan los meses de frío. el otoño aparece con ganas de pelearse con el maldito calor pegajoso y, una vez ha ganado, toma lentamente posiciones para congelar las mañanas y las noches y acurrucarse en los salones propios, en los de otros, y en locales comerciales de ambiente cargado. me gustan los meses de frío. pero últimamente se producen dos circunstancias que no me dejan disfrutar de ese frío. la primera es lo duro que lucha el calor por mantener sus posiciones. hasta diciembre no podremos enfundarnos el abrigo o la nueva sudadera de tu grupo favorito, que descansa en el armario, mezclada con las camisetas de verano, en completa contradicción. y la segunda es que diciembre ha dejado de existir como mes de treinta y un días que disfrutar. Navidad y todo lo que ello implica de adornos, villancicos, luces, gastos, fastos, fiestas y otras zarandajas de dramático gusto, lo devora todo, incluido su propio espíritu, en el dudoso caso de que nos pongamos sentimentales. la entrada tardía del frío es la previa a la Navidad, año nuevo y Reyes. falta un mes, joder. tomémonos las cosas con calma. desde hace varias semanas ya podemos comprar turrón, en Ikea ya venden adornos y en la plaza España ya han montado el mercadillo de señores africanos que exponen baneras de Bob Marley y máscaras batusi por igual. los treinta y un días del último mes del año, la última oportunidad de vivir lo que tengas que vivir en dos mil nueve, si es que has tenido que vivir algo en concreto, ha quedado sepultada bajo montones de papel regalo y compras a millones, que hay que revitalizar la economía. la economía de quién? porque la mía no es. la mía se va desinflando y a medida que pasan los días y luego llegan las rebajas, que hay que aprovecharlas, claro. un mes lo pagas todo a precio de oro y al mes siguiente lo pagas a precio de oro con descuento. así que lo pagas tres veces. dos por el precio del oro y una por el precio del oro con descuento. mientras tanto, diciembre ha sido fagocitado y el otoño dejado de existir en el calendario. nadie los usa para nada. por todos los dioses, qué nos está pasando?
soy el sentimiento de rechazo de Jack. Edward Norton, el club de la lucha.